ultima entrevista a francis schaeffer en moody magazine
edición julio / agosto 1984
PHR.: "Quiero
compartir con ustedes ésta entrevista hecha en 1984 para que vean la visión que
tuvo Schaeffer en aquél momento y cuán relevante es hoy".
¿Qué es el “Gran Desastre Evangélico?
Un gran
sector del protestantismo ha aumentado su acomodo al presente espíritu del
mundo en vez de usar la Biblia para juzgarlo. El espíritu de nuestra era
demanda autonomía-libertad de toda ley, todo absoluto, incluso autonomía de la
naturaleza humana. No hay absolutos morales en un mundo así. Todo el mundo hace
y dice lo que quiere.
Cuando
los evangélicos se acomodan a éste tipo de pensamiento, que comenzó en la
Ilustración, terminaron torciendo la Escritura para alinearse con las
tendencias cambiantes de la cultura en vez de juzgar la cultura en base a los
absolutos de la Escritura.
Cuando
los cristianos ceden ante el espíritu del mundo que demanda autonomía haciendo
lo que se siente bien y personalizando lo espiritual, tenemos que decirles
“Despierten, han sido infiltrados por el espíritu del mundo. Son mundanos.”
Ese
acomodo ha sido aplicado a la Biblia. Encontramos un gran número de seminarios
y profesores universitarios que han acomodado su visión de la Biblia a la
visión teológica reinante usando una metodología existencial para interpretar
la Biblia. Esto es meramente neo-ortodoxia presentada con el nombre de
evangelio.
¿Podría dar otros ejemplos de cómo los
evangélicos han comprometido su fe?
El
sector evangélico se ha acomodado en cada punto crucial en nuestra cultura. Ya
mencioné la distorsión de la Escritura. También hemos confundido el reino de
Dios con programas sociales. Las estructuras sociales injustas o el capitalismo
no son la causa del mal en el mundo. Cambiar las estructuras
económicas-establecer otro sistema de redistribución – no va a detener el mal.
El que los evangélicos adopten ésa línea de pensamiento es puro acomodamiento
con el mundo.
Otro
ejemplo es el feminismo extremo forzando el cambio de actitudes en nuestra
sociedad. Dios creó al hombre y a la mujer en igualdad, pero es igualdad con
diferencias. Ambos se complementan. Sin embargo, muchos en nuestra cultura,
incluyendo evangélicos, Están tratando de borrar ésas maravillosas diferencias.
Siguiendo el espíritu de acomodo, muchos han ido torciendo la Escritura para
acomodar el divorcio fácil, la homosexualidad y la absoluta igualdad entre
hombre y mujer.
El
aborto es el más obvio de los ejemplos de ceder a la opinión del mundo. Los evangélicos
han sido lentos en entrar en ésta batalla porque no quieren verse legislando
moral o no creemos verdaderamente que la vida comienza en el momento de la
concepción. Cualquier idea del mundo que nos impida promover la moral bíblica
significa que nos hemos acomodado al mito secular de la neutralidad.
Nadie
es neutral en cuanto al aborto. Todo el mundo legisla moralidad en éste asunto.
Pero para el cristiano solo hay una posición bíblica: la vida humana comienza
en el momento de la concepción. Si no defendemos la santidad de la vida del no
nacido, estamos negando la verdad de la Escritura en la práctica.
Usted utiliza a menudo la frase “La Verdad
trae Confrontación”. ¿Qué significa esto para el que cree en la Biblia?
Estas
cosas comienzan con actitudes. Juan Wesley usaba una frase que nos puede
ayudar. Cuando sus gentes se emocionaban por algo él les decía que era una
emoción mundana. Eso ha sido de ayuda en mi vida. Cuando me envuelvo en asuntos
me pregunto, “éste sentimiento que tienes, ¿es fiel a Dios, a Cristo y a su
Palabra o estas cultivando una emoción mundana? ¿Estoy haciendo enemigos a los
hermanos que creen diferente o estoy aportando a la discusión? Yo puedo ser tan
firme como quiera en mi posición, pero a la misma vez debo ser capaz de invitar
a mis contrincantes a tomar un café y sentarnos y hablar del tema.
Por
otro lado, aclaro, donde hay verdad lo opuesto es mentira. No podemos decir
“creo en la verdad de la Palabra De Dios” y echarme para atrás y mientras los
demás creen lo que les parezca. Nuestra lealtad es mucho más que decir que
creemos ciertas cosas. Nuestra lealtad es a Cristo y al Dios viviente.
Esto quiere decir que cuando se enseña una
mentira, la señalamos como tal. La verdad trae confrontación. Si no realizamos
que tenemos que hablar en amor, pero con firmeza contra lo que la Biblia
condena, ya sea en moral o en doctrina, no podemos decir que amamos a Dios.
Recitamos credos y cantamos himnos en el culto, pero me dan escalofríos pensar
qué cree cada cual dentro de las estructuras evangélicas.
Hay cosas en las que podemos diferir, pero
¿Cuáles serían las esenciales?
Aunque toda verdad es importante, no todas están en la
misma posición dentro de la jerarquía de la verdad. Los cristianos que creen en
la Biblia de todas las clases caen en distintas posiciones dentro del espectro.
Cosas en las que creemos que no son esenciales caen en el medio de ése espectro
y hay áreas grises en donde los creyentes diferimos.
Por ejemplo, hablemos de las diferencias
denominacionales. ¿Entramos en una iglesia que cree en la Biblia y hacemos de
nuestras diferencias tema de discusión? No. Lo que sí debemos es tirar líneas
claras entre iglesias que creen en la Biblia y las que no. Tenemos que estar
claros en que creemos en la Biblia, no en si creemos en el bautismo de los
niños o si debemos tener Santa Cena semanal o mensualmente. Muchas iglesias
cometen el error de limitar su utilidad por poner primero sus distintivos
denominacionales.
¿Qué consejos le daría a los creyentes que
quieren ser radicales por la verdad en la Iglesia?
Primero, tienen que tener una relación profunda con el
Señor, y no solamente estar en las calles protestando. Esto es lo que tenemos
que construir unos en otros. Una profunda relación no es estática; la puedes
tener como que no la puedes perder.
Segundo, Tienen que realizar que las cosas que
enseñamos son la verdad. No son meramente experiencias personales. Son verdades
objetivas. Lo que está ocurriendo en nuestra nación con la legalización del
aborto y otras decisiones arbitrarias de las cortes, es más que unas
diferencias de la posición bíblica, es totalmente opuesto.
Tenemos que estar claros en cuanto a quién es el
enemigo y en cuanto a cuál es nuestro llamado. Dios nos ha llamado a mostrar su
amor y su santidad. Tenemos que pedirle al Señor que nos capacite diariamente
por medio de su Espíritu, para poder expresar la existencia y el carácter de
ése Dios en contraste con el espíritu del mundo. No estamos enfrentando piezas
y fragmentos sino una monolítica visión del mundo contraria a lo que la Biblia
enseña. Esa visión ha traído la presente destrucción del mundo.
Enseñamos a éste Dios no solo porque es la Verdad sino
porque en Él nos hemos realizado como seres humanos. Si Dios existe y nos hizo
a Su imagen, cuando actuamos en contra de su Palabra, no solo estamos pecando,
sino que estamos atentando en contra de nuestro bienestar. No solo estamos
luchando por una verdad teológica abstracta, estamos luchando por la humanidad.
Cuando esto está en metido en tus huesos, entonces puedes ir. Entonces puedes
ser un radical.
¿Pueden los creyentes cambiar el rumbo de
ésta guerra?
Solo Dios los sabe. Nuestro trabajo no es saber si
vamos a ganar; nuestro trabajo es ser fieles. La iglesia ha pasado por periodos
en donde parece que ha caído. Los que fueron fieles al Señor y a su Palabra
gradualmente surgieron de nuevo. Debemos confiar en Cristo y en su Espíritu para
que haya resultados.
¿Perdió Pablo la batalla porque fue decapitado? ¿Perdieron la batalla los primeros cristianos
porque dieron su vida en la arena? ¿Perdieron los reformadores porque los
mataron? En ninguna manera. Nuestro trabajo es ser consistentes delante del
Señor y descansar en sus manos.
Yo no sé si ésta nación ya está condenada o no. Yo creo que estamos bajo el juicio de Dios
por haber rechazado la luz que nos ha sido dada. Pero si suficientes cristianos
peleamos y somos fieles, quien sabe, tal vez no solo veamos la iglesia renovarse
si no también la cultura. Pero tenemos que pagar el precio y estar dispuestos a
ser minoría.
No sé dónde estamos en la historia. Pero no me importa. Si la iglesia se salva o
ya se ha ido demasiado lejos en el espíritu de acomodo, no es el asunto En
cualquier caso nuestro trabajo es el mismo, amar al Señor, amar la Escrituras,
buscar del Espíritu para que haga su obra en nuestras vidas y avanzar. Con fe y
esperanza creo que tenemos una oportunidad de tener éxito.
Usted tiene un profundo amor por la verdad
de Dios y su Palabra. ¿Podría decirnos sobre su experiencia en eso?
Yo no amo éste libro porque tiene cubierta de cuero y
letras de oro. Tampoco lo amo como “un libro sagrado”. Lo amo porque es El
Libro de Dios. A través de él el creador del universo nos ha dicho quién es Él,
cómo venir a Él a través de Cristo, quiénes somos y lo que la realidad es. Sin
la Biblia no tendríamos nada.
Puede sonar melodramático, pero a veces en la mañana,
tomo mi Biblia y a acaricio. Estoy tan agradecido por ella. Si el Dios que
existe y creó la Tierra hubiera guardado silencio, no sabríamos quién es El.
Pero la Biblia nos revela al Dios que existe; por eso la amo. No amo la Biblia
como un libro, la amo por su contenido y por quien dio ése contenido. Cada año
de mi vida que pasa siento esto más fuerte, emocional e intelectualmente.
Después de 50 años de servicio a la iglesia,
¿Qué mensaje final le daría a los evangélicos?
He visto el al mundo evangélico crecer y crecer. Pero
habiéndose convertido en “el sistema” (establishment), los evangélicos se han
acomodado al mundo en cada aspecto en vez de confrontar el mal. Si no tiramos
la raya en amor ahora (1984), nunca lo vamos a lograr. Lo creo con todo mi
corazón. En sus primeros años Harvard creía tan firmemente en el bautismo infantil
que uno de sus presidentes fue expulsado por no creer ésa doctrina. Miramos
hacia atrás y nos preguntamos si eso era tan importante como para tirar la
raya. La realidad es que Harvard estaba más inteligentemente comprometida con
el evangelio que las universidades y seminarios evangélicos de hoy. Si perdimos
a Harvard, podemos perder todos éstos colegios también.
Necesitamos
no temer la división. Muchos no querrán unirse. Otros van a hablar con denuedo.
Este tipo de división es tan importante ahora como en el pasado. Yo recuerdo
como si fuera hoy, cuando la iglesia Presbiteriana se dividió en los años
treinta. La expulsión del Dr. Gresham Machen por su oposición contra el
liberalismo fue tal vez el evento sociológico más importante en la primera mitad
del siglo veinte. Fue la señal de que ésa iglesia y otras iban a sucumbir ante
el liberalismo. La barrera contra la debacle social había desaparecido.
Ahora
la iglesia está en la mitad del puente. Si puede ser eliminada por su acomodo
con el mundo, diciendo lo mismo que dice el mundo, confundiendo el reino de
Dios con programas sociales, degradando los asuntos sobre la moral o
sencillamente guardando silencio, pienso que la última barrera moral ya no
está.
Por la
causa de Cristo, de la iglesia y por la sociedad, esto que estamos diciendo es
crucial. Si no confrontamos éste espíritu de acomodo con valentía, si no
tiramos rayas en amor en nuestras iglesias y seminarios muchas organizaciones
cristianas se perderán para la causa de Cristo para siempre.